A catorce kilómetros de la sede del PSE, nos encontramos con el pueblo de Sen Sok. Este invierno, el Centro de Servicios Comunitarios (CSC) que se utiliza durante todo el año como guardería se ha transformado en un campamento para niños de 2 a 16 años. Un aspecto muy especial adicional al trabajo de los catorce voluntarios jemeres y los siete europeos -que llegan al emplazamiento en camioneta-, es la colaboración de las profesoras que, tras el año escolar, optan por seguir trabajando con «sus niños» durante el Campamento.
El pueblo de Sen Sok no es el más rico de la capital camboyana, aunque las sonrisas de los niños sugieren lo contrario. Recibidos cada mañana por los monitores y coordinadores con música y bailes, los niños empiezan el día con mucha alegría. Una vez que todos están en el Campamento, se iza la bandera y se canta el himno camboyano, un momento muy especial para los voluntarios europeos. El desayuno que sirven las profesoras y los monitores es el típico arroz y pescado jemer. Empezando por los más pequeños, se alinean en chuas -término jemer para las filas-; de forma ordenada, llevan la comida a la clase correspondiente, comen y lavan los platos y las cucharas por su cuenta. «Es increíble lo independientes que son los niños de dos años, saben perfectamente cómo hacer sus tareas», añade Marta, una voluntaria europea.
Después de desayunar y cantar algunas canciones sobre la importancia de la higiene, todos se duchan, cubiertos con el típico krama -pañuelo camboyano de infinitas utilidades-. Es un momento imprescindible en todos los Campamentos PSE, ya que «para algunos de los niños es el único recurso de aseo diario», menciona Iñaki, voluntario europeo que coordina Campamentos PSE durante cinco años. Esto permite a los niños empezar el día frescos y limpios, y les ayuda a coger el hábito de la higiene personal.
El Campamento permite que los niños disfruten de sus vacaciones, jueguen con sus amigos y se relajen
Tras el desayuno y la ducha, comienzan las actividades. Dependiendo del día de la semana, el horario varía, celebrándose también actividades especiales como Ferias, Gymkanas y Olimpiadas. Un día normal en el Campamento se compone de diferentes actividades, dependiendo de la edad de los niños. Estas actividades son principalmente lúdicas. Aunque el objetivo del Campamento es continuar con los valores y la educación aprendidos en la escuela, el Campamento ofrece a los niños un mes para disfrutar de sus vacaciones, jugar y relajarse.
Dado que este CSC es un colegio durante el año, hay una campana que anuncia el cambio de clases. Así es como, durante el Campamento, se informa a los niños del comienzo o el final de una actividad. Cada grupo participa en una actividad preparada por los monitores en una sala diferente. Éstas pueden incluir dibujar, bailar, correr, buscar, o esconderse, y también se juega a juegos tradicionales jemeres como el Domderm Slerk Cher -el juego del pañuelo con algunas modificaciones-. Cuando vuelve a sonar la campana, los ocho equipos rotan a la siguiente sala por chuas para probar una actividad diferente.
«A veces, los niños de Sen Sok se sienten guerreros»
La mezcla de edades entre los niños es el mayor reto para los monitores y coordinadores. Los adolescentes y los niños pequeños requieren actividades diferentes; por eso, los juegos y actividades se adaptan a cada uno de los kroms -término jemer para equipo-. Los mayores tienen mucha más energía que los más pequeños, y les gustan más las actividades físicas que las relajadas. Los equipos se animan unos a otros, pero también hay un sentimiento de competición: «Nada de lo que preocuparse, son simplemente niños jugando», aclara Monika, una monitora jemer. «A veces, los niños de Sen Sok se sienten guerreros», comenta entre risas Han Mesa, coordinador jemer.
El campamento ofrece a los niños un goûter -término francés utilizado en los campamentos para la merienda-, como una pieza de fruta o un bocadillo un par de horas después de empezar las actividades. Así, no se quedan sin energía antes de lo previsto. A pesar de ello, siempre tienen hambre a la hora de comer y, del mismo modo que en el desayuno, los niños hacen cola para conseguir sus platos de comida. «¿Hoy puede comer primero el equipo seis?», pregunta Somnang, un niño de 7 años. Después de comer, la mayoría de ellos necesitan una siesta. A los mayores del campamento se les permite dar un paseo de media hora y volver para terminar la jornada.
«Algunos de los adolescentes que se han incorporado este año al Campamento son los pequeños que estaban en Sen Sok hace seis años»
Las instalaciones del Campamento de Sen Sok son prácticamente nuevas, ya que fue necesario cambiar la ubicación del CSC debido al deterioro de la anterior. Una de las cosas que no ha cambiado es el colorido parque infantil que había en el último CSC de Sen Sok. Lo que también se mantiene son los protagonistas. Iñaki asegura que «algunos de los adolescentes que se han incorporado este año al Campamento son los pequeños que estaban en Sen Sok hace seis años».
El campamento recibe alrededor de 250 niños al día, una cantidad considerable teniendo en cuenta su tamaño. Aunque es nuevo y bonito, con paredes y puertas hechas de palos de bambú, el patio de recreo que alberga no es grande. Esto significa que los monitores necesitan una doble dosis de paciencia y energía, pero al final, todo sale bien para todos. «A los 250 niños les encanta jugar en el parque; aunque no es excesivamente grande, lo disfrutan mucho», destaca Marta.
«Las profes son el pilar fundamental de este campamento», apunta Iñaki. Les gusta contribuir a la educación y al bienestar de los niños que cuidan durante el curso escolar». Sokunthea, una profesora que lleva dos años trabajando en la escuela, explica que así pueden ayudar a los monitores, pues ya conocen a los niños que acuden al Campamento, a sus familias y las circunstancias que les rodean. «En cierto modo, son como mis hijos», comenta.
Entre los 250 niños que asisten a este campamento, hay algunos que no van a escuelas PSE durante el año. Sin embargo, la ONG los acoge a todos. Dada la popularidad del Campamento en el pueblo, a algunos niños que estudian en otros lugares les gusta unirse al Programa de Continuidad Escolar con sus amigos del barrio. Una vez finalizado el Campamento, algunos de ellos solicitan incorporarse a PSE; nuestro equipo de Servicios Sociales se encarga de esta labor, buscando y atendiendo las solicitudes de las familias necesitadas y colocándolas en nuestros programas. El hecho de que otros niños de la zona se unan al proyecto no significa que éste se vuelva más caótico. Los niños escuchan y obedecen a los monitores y profesores, y aunque a veces cuesta un poco, cuando Hong Hann (monitor jemer) dice «¡Sen Sok, silencio por favor!», todos los niños se quedan callados.
Después de la siesta, los instructores organizan actividades relajantes para los niños, como por ejemplo leer, contar cuentos, o dibujar. Antes de arriar la bandera, siempre hay una actividad grande en la que participan todos los niños del campamento. Esto les permite jugar con niños de otros equipos con los que quizás no hayan coincidido a lo largo del día. A veces, esta actividad incluye agua, algo que los niños disfrutan enormemente, ya que el calor en este país es constante.
Uno de los momentos más especiales del Campamento llega al final del día. Cuando los niños se van, llevan en la mano el último goûter del día, normalmente una pieza de fruta y a veces un Nom Pang Pate -un bocadillo de paté-. Algunos padres recogen a sus hijos en la puerta, pero muchos de ellos vuelven a casa andando por su cuenta; son niños que viven a unos diez minutos de las instalaciones. Los monitores del Campamento, con sus camisetas verdes, los acompañan a sus casas y a veces son invitados adentro. Es un momento único para los voluntarios, ya que pueden conocer a las familias de los niños con los que trabajan muy de cerca.
«Sen Sok es un lugar lleno de amor y energía, sin duda una razón increíble para levantarse cada mañana», concluye Angèle, monitora europea.