KINDERGARTEN: Los kmeng kmeng de PSE

Niños de Kindergarten

Frente a la Sede Central, los más pequeños de PSE asisten de lunes a viernes al Programa de Continuidad Escolar. Este proyecto nació en 2015 como solución a la dificultad del personal de PSE de cuidar de sus hijos en horario laboral. Con edades comprendidas entre 0 y 3 años, estos kmeng kmeng -niños pequeños- son conocidos por ser los más cariñosos.

Los niños que forman parte de este Programa son hijos del personal de PSE o proceden de familias apoyadas por la ONG. Hay cuatro voluntarios europeos y 17 voluntarios camboyanos, además de los respectivos coordinadores. Por lo tanto, cada voluntario que no esté en el Equipo de Servicio -encargado de limpiar y preparar las comidas- ese día, tendrá dos o tres niños a su cargo. Tendrán que asegurarse de que esos dos o tres niños comen y al menos se duchan dos veces. «Todos los niños se acercan a todos los voluntarios. Todos cuidamos de nuestros bebés», añade Maud, una voluntaria europea.

Niño riendo

«El mayor reto de este proyecto es mantener siempre los ojos abiertos».

marion

Los niños empiezan el día desayunando, normalmente gachas de arroz con pescado. A diferencia de otros proyectos, aquí hay que dar de comer a los niños, puesto que son demasiado pequeños para comer solos. Los voluntarios de la guardería tienen que vigilar a los niños en todo momento. «El mayor reto en este Proyecto es mantener siempre los ojos abiertos», señala Marion, una monitora europea. A los pequeños les gusta moverse y a veces no consiguen quedarse quietos. Algunos todavía no entienden órdenes.

Las actividades de este Proyecto se adaptan a las necesidades de los niños. Hay un horario fijo, pero adaptable. Esto se debe a que, mientras un niño de tres años puede jugar durante dos horas seguidas, uno de seis meses puede echarse una siesta entre medias. Para las duchas, por ejemplo, cada niño tiene su tiempo. Cuando un niño necesita que le cambien el pañal, un instructor lo lleva a la ducha y se lo cambia. En total, cada kmeng se duchará al menos una vez al día. Para algunos serán dos o incluso tres veces, pero es antes de salir de casa por la tarde cuando los voluntarios los ducharán a todos. De esta manera, todos los niños llegarán a sus casas frescos y con su ropa limpia de recambio que los padres llevan con sus hijos cada mañana.

Sala de juegos de Kindergarten

«Uno de los objetivos de este Programa es cooperar en la educación de los niños».

viviane

Plastilina, bailes, dibujos y juegos con juguetes son algunas de las actividades que se llevan a cabo en el interior. Como mejor práctica, los voluntarios intentan incluir la estimulación sensorial en los juegos que preparan. También fomentan el desarrollo personal y social de estos pequeños. «Uno de los objetivos de este Programa es cooperar en la educación de los niños», señala Viviane, voluntaria europea. Noémie, la coordinadora europea, hace hincapié en el hecho de que estos niños se entretienen fácilmente. Las actividades más sencillas son las que mejor funcionan.

Los niños de la guardaría saben escuchar. Todos los voluntarios coinciden en ello. Sin embargo, Elodie, una monitora europea, señala que al principio, «los niños no querían ir con los europeos, ya que no les entendían y parecían un poco sorprendidos». Ahora, que se conocen, todos los niños se sienten unidos a los voluntarios por igual. Sigue siendo obvio que, debido a la escasa capacidad de atención de estos niños, las actividades deben ser sencillas. «No es fácil planificar y explicar las actividades y no podemos prepararles grandes juegos», señala Sopunara, la coordinadora camboyana.

Actividades al aire libre

A los niños les encanta jugar al aire libre: en el patio, con la arena y en el césped del campo de fútbol. Los monitores alternan las actividades de interior con las de exterior, según el tiempo que haga. Pero intentan hacer un poco de ambas cada día para que los niños tomen un poco de aire fresco. Por ejemplo, los martes y jueves se llena una piscina hinchable y los kmeng kmeng disfrutan de una divertida fiesta acuática. Los viernes, se decora una gran caja como piñata y los niños reciben pequeños regalos para llevar a casa.

La hora de comer en este proyecto es a muy pronto ya que los niños tienen hambre constantemente. Los voluntarios dan de comer a los niños y después les ayudan a dormir la siesta. Algunos de los pequeños se tumban en las colchonetas designadas y, abrazados a un peluche, se quedan dormidos. Otros necesitan los brazos de los voluntarios para dormir. Este es el momento más conmovedor de este Programa de Continuidad Escolar.

Juegos con espuma

Es probable que los niños de guardería derritan los corazones de quienes les rodean

En conclusión, es probable que los niños de la guardería derritan los corazones de quienes les rodean. Hay un ambiente muy cálido y afectuoso y los voluntarios están en buena armonía con los niños. Cada niño se ha criado de manera diferente, pero el Programa fluye sin complicaciones. Los niños reciben mucho amor de los voluntarios que cuidan de ellos y viceversa.

Contenido añadido: Noémie -coordinadora europea- nos cuenta sus impresiones sobre el Proyecto

Noémie fue monitora del Proyecto Adolescentes en el pasado, pero nunca había trabajado con bebés.

“Ser nombrada coordinadora de Kindergarten ha sido desde el principio, un desafío para mi. Nunca había trabajado con bebés, por lo que tenía miedo de no hacerlo bien. Sin embargo, sabía de antes que todos los monitores camboyanos habían estado en contacto con bebés en algún momento, ya fuera un sobrino, un hermano o un primo. Eso me tranquilizaba porque sabía que contaría con su ayuda. Sin embargo, me he dado cuenta de que, para mi sorpresa, trabajar con bebés es muy intuitivo.

Un bebé, aunque no habla, sabe comunicar. De hecho, considero que es más fácil comunicarse con un bebé que no habla, que con un niño camboyano que sí. El bebé te hace gestos, te señala las cosas y te hace entender en un idioma universal. Si llora es porque necesita algo básico o porque se ha hecho daño. Cuidar de ellos está resultando mucho más fácil de lo que pensaba. Además, los niños camboyanos son muy independientes y desde muy bebés aprenden a hacer muchas cosas por sí mismos. A pesar de mis miedos al principio, estoy disfrutando mucho y mis niños son una monada”.

Noémie

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